Un fenómeno de sequía como el que se está produciendo en el norte de Italia no se producía desde 2003 en el país. La situación es tan grave para el sector piscícola continental que Andrea Fabris director de la Asociación de Piscicultores Italiana (API) lo ha calificado de “tormenta perfecta”. No solo por los problemas intrínsecos que acompañan la sequía, también, porque este evento climático viene a sumarse a los de la invasión rusa de Ucrania que ha hecho subir los precios de las materias primas y la energía. Una situación que, además, ya venía agravada por la crisis del Covid.
Ahora, la prioridad es “sobrevivir”, según señaló para misPeces el representante de API durante la participación en la Aquaculture Europe 2022 de Rimini. Las consecuencias todavía son “inciertas” ya que, como explica, no se podrán evaluar hasta que no se cierren los ciclos de producción. Aunque adelanta que el panorama es crítico.
Como indicó Andrea Fabris, el norte de Italia es donde más está golpeando la sequía a las producciones de peces de agua dulce, específicamente trucha arcoíris y esturión. Como consecuencia de la falta de agua, añade, se ha generado un problema económico por la necesidad de bombear agua dentro de las instalaciones, con el consiguiente sobrecoste energético. Y estos sobrecostes vienen a sumarse a los del alimento y la logística, entre otros.
También, por otra parte, añade, si tenemos en cuenta que la piscicultura tiene ciclos bastante largos, de 18 meses para la trucha y varios años para el esturión, se está trastocando la programación ya que los productores han tenido que vender los peces con una talla más baja de lo que habitualmente estaba programado. Esta circunstancia ha creado un problema para las futuras producciones y también para los procesadores de pescado.
Vemos como muchos productores están teniendo problemas para conseguir ovas de pescado o juveniles y, también, para encontrar trucha con talla suficiente para hacer el ahumado para las fiestas de Navidad.
Por tanto, señala Fabris, el problema de la sequía no podremos evaluarlo de manera precisa hasta que no se completen los ciclos de producción del pescado, por lo que habrá que esperar para ello al menos un año, en el caso de la trucha.
En la asociación usamos el consumo del pienso como un indicador para saber cuánto pescado se está produciendo, y podemos decir que este “ha caído drásticamente”, por tanto, sabemos que se está produciendo mucho menos pescado del que sería deseable, sobretodo de agua dulce. En el caso del pescado que se produce en granjas marinas el problema de la sequía obviamente no se da, no obstante, también están los problemas de consumo de combustibles y del alza del precio de los piensos.
Gracias a la gestión de la Federación Europea de Productores de Acuicultura (FEAP, por sus siglas en inglés) hemos conseguido que se movilicen fondos para paliar los problemas de las empresas. Esperamos poder pasar esta situación excepcional gracias a las ayudas que desde la Comisión Europea se han aprobado a través del FEMPA para la piscicultura. Ahora solo falta dar los últimos pasos burocráticos para conseguirlo.
Una vez pase esta “tormenta perfecta”, esperamos poder volver a centrarnos en la recuperación de la actividad y seguir trabajando en nuevos formatos que permitan incentivar el consumo de pescado y en las campañas que estamos impulsando para que se informe adecuadamente a los consumidores sobre el pescado que está comprando o consumiendo en un restaurante. Hasta ahora, señaló, este tipo de información es deficiente y no da la oportunidad al consumidor a elegir el origen del pescado que consume.