Alimentar a las truchas arcoíris (Oncorhynchus mykiss) en exceso no solo afecta en una mala eficiencia alimentaria y mayor desperdicio, también puede elevar el riesgo a que estos puedan desarrollar infecciones, lo que pone de manifiesto la importancia de establecer protocolos de alimentación adecuados para mantener la salud y bienestar de los peces.
Así lo refleja un estudio realizado por investigadores de la Universidad Nacional de Pukyong y que ha sido publicado en la revista científica Aquaculture. Los investigadores analizaron los parámetros serológicos y metabolitos para comprender la correlación entre la obesidad y el estado fisiológico de los peces.
En el estudio las truchas fueron sobrealimentadas durante ocho semanas con una tasa de aproximadamente 3,6% de su peso corporal, más del doble que en un régimen normal de alimentación. Posteriormente fueron sometidas ha un desafío con las bacterias Aeromonas salmonicida subsp.
Lo llamativo del estudio es, como señalan, que en tan solo dos semanas los efectos adversos se hicieron visibles. Incluso, “en ausencia de un aumento significativo de peso”. Esto se observó en valores significativamente altos de las enzimas aspartato transaminasa y alanina aminotransferasa en comparación con los peces control, lo que es reflejo de un posible daño hepático y sugiere, por tanto, una posible obesidad. El análisis de estas enzimas puede servir como indicadores tempranos de sobrealimentación de los peces.
En el estudio, la tasa de mortalidad de las truchas sobrealimentadas también fue significativamente mayor que en los peces sometidos a un régimen de alimentación normal.
Este tipo de resultados ha sido probado además en otras especies piscícolas como la tilapia. A pesar de este estudio, los investigadores advierten que se necesitan más estudios con pruebas de campo para confirmar estos resultados.