A medida que la industria acuícola continúa expandiéndose, el bienestar animal se convierte en un factor cada vez más importante para considerar, no solo desde una perspectiva ética sino también para mejorar la calidad del producto final destinado al consumo humano.
Investigadores del FishEtho Group han estudiado cómo mejorar el bienestar de los peces reproductores de dorada en acuicultura, examinando los beneficios de agregar enriquecimiento a sus tanques y comprobar cuál es la mejor estrategia.
Como ha señalado al respecto João L. Saraiva, presidente de FishEthoGroup, los peces reproductores suelen pasar largos periodos de vida en cautividad, normalmente en ambientes desprovistos de estímulos y, por lo tanto, pueden beneficiarse significativamente de estrategias sencillas de enriquecimiento ambiental.
Los investigadores llevaron a cabo el estudio sobre el enriquecimiento estructural en los tanques de cría de dorada de la Estación de Investigación de Acuicultura (EPPO) del Instituto Portugués del Mar y la Atmósfera (IPMA) en Olhão, Portugal.
Para enriquecer el tanque de cultivo se suspendieron cuerdas creando un entorno que imita las características de los hábitats naturales de esta especie. Monitorizaron el comportamiento y algunos indicadores simples de estrés en doradas reproductoras. Comparándolas con las que estaban en un ambiente con enriquecimiento estructural, frente a aquellas en un ambiente de crianza estándar durante seis meses.
La investigación revela que tales modificaciones no solo fomentan una mayor diversidad en el comportamiento, sino que también podrían reducir el estrés, como se indica por los niveles más bajos de cortisol y glucosa en la sangre observados inicialmente en los peces.
Los hallazgos subrayan que el enriquecimiento estructural evoca cambios positivos significativos en la distribución espacial, la actividad de natación, las interacciones sociales y los comportamientos alimentarios de las doradas.
Los datos recopilados muestran, como señala Saraiva, que el enriquecimiento generó cambios positivos en la distribución espacial, la actividad de natación, las interacciones sociales y el comportamiento alimenticio de los peces. No observaron efectos negativos en ningún indicador de rendimiento.
Esto implica, señala, “que el enriquecimiento estructural no solo mejora el bienestar general de los peces, sino que también se logra sin comprometer su salud o productividad”.