El enriquecimiento ambiental de los entornos de crianza de los peces está tomando cada vez más fuerza como medida de mejora del bienestar animal. Se ha comprobado que a través de pequeñas transformaciones de la zootecnia se puede mejorar la estimulación de las capacidades cognitivas de los peces proporcionándoles más oportunidades para interactuar y controlar el entorno.
Los peces son capaces de prever las horas de alimentación y estimularse a través de señales luminosas y sonoras. Actualmente es un campo de estudio del que todavía no se sabe mucho, especialmente, en lo que se refiere a su bienestar.
Con objeto de mejorar este conocimiento, un equipo de investigadores ha llevado a cabo un estudio con trucha arcoíris en la que se analizó el comportamiento de los peces frente a cuatro condiciones de predictibilidad de la alimentación: según la hora del día, otra basada en la difusión de burbujas, una combinación de ambas, y otra impredecible.
Los resultados mostraron que las truchas fueron capaces de predecir el momento de la alimentación a las dos semanas de acondicionamiento. La previsibilidad basada en la hora del día fue la que arrojó los comportamientos más agresivos y estereotípicos previos a recibir el alimento. Por el contrario, la combinación de la hora del día y las burbujas fue la que provocó conductas agonísticas y estereotipadas más bajas.
Los investigadores encontraron también que las burbujas resultaron ser “muy atractivas” para los peces, por lo que concluyen que este tipo de enriquecimiento puede ser interesante para mejorar el bienestar de la trucha arcoíris en las granjas, tanto ocupacional como físico.