Un estudio de investigadores portugueses, en colaboración con colegas españoles, han demostrado que las esporas de Bacillus subtilis pueden ser “eficaces como portadores de antígenos para la administración de vacunas orales en peces, tanto marinos como dulceacuícolas, tanto en la fase larvaria como alevines”.
Como explican en un artículo recientemente publicado en la revista científica Frontiers in Immunology, las vacunas orales son muy demandadas en piscicultura por ser mucho más económicas que las inyectables que necesitan mucha mano de obra, requieren del manejo individualizado de los peces y producen estrés en los mismos causando mortalidades.
La estrategia de entregar los antígenos a los peces a través de vectores usando esporas bacterianas, EsporoVacunas, viene estudiándose desde hace ya algún tiempo. Estas esporas son extremadamente resistentes con amplias aplicaciones biotecnológicas, incluso como probióticos, sistemas de visualización, o adyuvantes, que son sustancias que aumentan o modulan la respuesta inmunitaria de una vacuna.
El estudio estuvo liderado por investigadores del Centro Interdisciplinar de Investigación Marina y Ambiental de la Universidad de Oporto (CIIMAR-UP), en el que colaboraron colegas de la Universidad NOVA de Lisboa, del Instituto de Tecnología Química y Biológica António Xavier de Oeiras, y del Grupo de Inmunología de Peces y Patología del INIA-CSIC, en España.
Como señalan, en el caso particular de las esporas de Bacillus subtilis se ha observado que se comportan como adyuvantes de vacunas mucosas en modelos de ratones. Sin embargo, hasta ahora esta tecnología no había sido testada en enfermedades bacterianas de peces.
Los animales modelos de experimentación fueron el pez cebra (Danio rerio), una especie de agua dulce y la lubina europea (Dicentrarchus labrax), de agua marina. Estos se enfrentaron a una vibriosis, una infección provocada por Vibrio anguillarum y por Vibrio parahaemolyticus.
Para el estudio los investigadores usaron una cepa de Bacilus subtilis manipulada en laboratorio para mostrar en la superficie de sus esporas una proteína antigénica de Vibrio, la OmpK, o la proteína de fluorescencia verde GFP.
En el caso del pez cebra, la inmersión con las esporas portadoras de OmpK mostró una supervivencia tras un desafío bacteriano con V. anguilarum y V. parahaemolyticus aumento de entre un 50 y 90%, dependiendo del patógeno objetivo.
En el caso de la lubina se alcanzaron varios resultados. En primer lugar, como señalan, se pudo detectar anticuerpos anti-GFP en el suero de los juveniles alimentados con dietas que contenían esporas portadoras de OmpK. Más importante aún, señalan, la supervivencia de la lubina aumentó del 60 al 86% cuando se vacunaban previamente por vía oral.