Las macroalgas son ingredientes prometedores en la alimentación acuícola por sus altas cualidades nutricionales, crecen rápido y no compiten en la alimentación humana. Además, hacen un uso mínimo de agua dulce y son un gran recurso ecosistémico. Sin embargo, no todo puede ser perfecto, incorporadas en crudo presentan limitaciones de uso debido a la estructura de los polisacáridos que incorporan.
Para sacar el mayor provecho de los nutrientes de las macroalgas es necesario realizar un pre-tratamiento de su biomasa que hace más digeribles sus proteínas, azúcares y carbohidratos. Existen varias opciones de tratamientos, que pueden ser químicos, físicos y biológicos. Cada uno de estos métodos, alteran de manera diferente la composición química y la microestructura de la biomasa algal, y permiten hacer de las algas un interesante ingrediente para piensos de acuicultura.
Para saber qué método puede resultar más interesante para incorporar esta materia prima en los piensos, investigadores portugueses de CIIMAR de la Universidad de Oporto y de la Universidad de Minho han realizado un interesante estudio en el que han evaluado los distintos pre-tratamientos disponibles para el alga Ulva rigida evaluando la composición química, microestructura morfológica, liberación de azúcares reductores, proteína soluble y compuestos fenólicos.
El ingrediente fue probado en piensos para juveniles de lubina europea (Dicentrarchus labrax), un pez de acuicultura comercial que en este caso fue usado como modelo experimental.
En el estudio se probaron siete tratamientos: divididos entres tratamientos físicos, en los que se emplearon ultrasonidos, autoclave y microondas; tratamientos de modalidad química, ácidos y alcalinos; mientras que los biotecnológicos emplearon fermentación en estado sólido, seguida de hidrólisis secuencial. Todos los tratamientos, como señalan los autores de este trabajo, aumentaron el contenido de proteínas e hidrolizaron la estructura de polisacáridos que eran los objetivos que se alcanzaban.
El polvo de alga Ulva rigida utilizada en el estudio fue obtenida de la empresa AlgaPlus, con sede en Aveiro, Portugal. Las dietas fueron diseñadas usando 47% de proteína cruda y 18% de lípidos crudos. En el control positivo se usó una dieta con 25% de harina de pescado. Las dietas experimentales se diseñaron con 5% de alga cruda, modificada por ultrasonido, por el método alcalino, por fermentación sólida, y mejorada por hidrólisis.
Los juveniles de lubina fueron adquiridos del criadero cántabro de Sonrionansa.
Los resultados muestran que la fermentación en estado sólido, seguida de hidrólisis secuencial fue más eficiente en la ruptura de celulosa y hemicelulosa, aumentando la liberación de azúcares reductores. Por su parte, el tratamiento alcalino fue el más eficaz para aumentar la liberación de compuestos fenólicos y proteínas solubles.
Según señalan los autores, el método más eficiente fue la fermentación en estado sólido, que mejoró la eficiencia alimenticia de los juveniles de lubina, que mejoró el rendimiento del crecimiento y aumentó actividad de celulasa y xilanasa.
La tecnología de fermentos sólidos de algas marinas está todavía en una fase experimental por lo que más estudios son necesarios. Además, los investigadores recomiendan seguir buscando otras cepas fúngicas aisladas de ecosistemas marinos para potenciar el crecimiento de hongos y maximizar la producción y liberación de compuestos bioactivos.
La inclusión en la dieta de macroalgas tratadas en alimentos acuícolas aún es escasa, pero este trabajo mostró que es posible obtener una biomasa algal mejorada nutricionalmente que beneficie la utilización del alimento por parte de los peces y, por lo tanto, contribuya a disminuir los costos de producción de alimentos y el uso de ingredientes marinos finitos.
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