La producción acuícola destaca por ser uno de los sectores que mayor contribución puede hacer a la economía circular gracias a su alta eficiencia para aprovechar subproductos cárnicos y vegetales, superando a otros sistemas de producción ganaderos de proteínas.
Los peces, gracias a su alta capacidad digestiva, pueden aprovechar los nutrientes tanto de subproductos cárnicos como vegetales. En el caso de los vegetales, puede adaptarse a los nutrientes del salvado de arroz o la harina de soja, lo que mejora la eficiencia de la cadena alimentaria, reduce la dependencia de cultivos primarios y ofrece una solución más sostenible.
A diferencia de la ganadería, la acuicultura diversifica las fuentes de proteínas sin competir con la alimentación humana o animal. Mientras que los animales terrestres dependen de cultivos como la soja o el maíz, los peces pueden alimentarse de una mayor variedad de ingredientes, incluidos fermentos de subproductos marinos y vegetales.
La alta eficiencia en la conversión alimentaria (FCR) de los peces se convierte en otra ventaja, al requerir menos alimento para producir la misma cantidad de proteína que la ganadería. Al ser organismos de sangre fría, los peces utilizan mejor los nutrientes, destinando una mayor proporción al crecimiento en lugar de regular su temperatura corporal.
Además, los sistemas acuícolas permiten ajustar los piensos según la disponibilidad de subproductos, ofreciendo una flexibilidad que no tiene la producción ganadera.
En definitiva, el uso de subproductos más económicos en la alimentación de los peces reduce los costos de producción, haciendo la acuicultura más rentable para los productores y accesible para los consumidores. Además, su capacidad para aprovechar y reciclar subproductos de manera eficiente promueve un sistema alimentario más circular, sostenible y resiliente, clave para alimentar a la creciente población mundial.