La acuicultura forma parte de las actividades con capacidad de abastecer de alimentos a una población mundial en crecimiento que en 2050 alcanzará los 10 000 millones de personas, según la FAO.
A medida que la población crece, la demanda de proteína y nutrientes se hacen más limitadas de ahí que sea importante garantizar la sostenibilidad de todos los procesos de producción de alimentos.
La acuicultura sostenible se basa en el uso de materias primas de origen sostenible y del eficiente uso de los nutrientes.
Como explican desde Dibaq Aquaculture en su última newsletter, en los últimos años la formulación de los piensos ha evolucionado incorporando un gran número de materias primas que nos aportan los nutrientes necesarios para el desarrollo de la especie cultivada en cuestión. Los piensos acuícolas modernos, añaden, son sofisticados e incluyen una combinación de ingredientes diseñados para facilitar la producción intensiva y eficiente.
Estos, incorporan, cereales, leguminosas, salvados, almidones, harinas y concentrados de semillas oleaginosas, proteínas animales procesadas, proteínas marinas, aceites marinos y vegetales, enzimas, premezclas de vitaminas y minerales, pigmentos y aditivos, favoreciendo así la menor dependencia de las materias primas tradicionales.
Sin embargo, todavía hoy, en una parte importante de estas dietas acuícolas, el uso de harina y aceite de pescado, sigue siendo significativo, sobre todo en aquellas dietas destinadas a alimentar especies de hábitos carnívoros que requieren de un contenido alto en proteína que proporcionen un óptimo perfil de aminoácidos y lípidos, minerales y vitaminas.
Las tendencias apuntan a una sustitución de estos ingredientes marinos extractivos por otros cultivados como las microalgas y macroalgas que pueden ser fuente alternativa de aceites con características óptimas nutricionales.
Aunque todavía su uso es limitado, señalan desde Dibaq Aquaculture, existen formulaciones con cierta inclusión, ayudando a reducir la dependencia del aceite de pescado. El número de empresas que está empezando a producir aceite a partir de microalgas, está aumentando y su tecnología de producción mejorando, “por lo que estimamos poder contar con una disponibilidad y precios competitivos en el medio plazo”.
Por otro lado, y aunque existen hoy en día retos económicos, normativos, sociales y medioambientales, el uso de bacterias, levaduras e insectos en las dietas acuícolas aumentará igualmente en un futuro próximo.
En Dibaq Aquaculture, señalan, “tenemos muy claro que los alimentos acuícolas modernos, deben ser también productos asequibles y aportar soluciones saludables y, en este sentido, existen distinto tipo de aditivos funcionales que mejoran el bienestar de los peces, potenciando su respuesta inmunitaria y reduciendo el estrés”.
Los piensos modernos también buscan mejorar en funcionalidad contra los diferentes patógenos, bacterianos, fúngicos y víricos como responsables de altas tasas de mortalidad y de pérdidas en las granjas acuícolas.
Esto se consigue, como explican, usando inmunoestimulantes que mejoran las respuestas inmunitarias junto con su nivel de expresión génica a través de diferentes vías de señalización.
Cuando conseguimos actuar de manera positiva sobre el sistema inmunitario de los peces, el efecto sobre los parámetros productivos es directo, pues se encuentran preparados para combatir las infecciones y, por tanto, evitamos su efecto negativo sobre el crecimiento y el aprovechamiento del alimento.
El mercado mundial de los aditivos para piensos acuícolas está experimentando un repunte, sólo en Europa, se espera que para 2026 alcance los 285 millones de dólares (CAGR del 4,8%), según GM insights.
Dentro de los productos que nos ayudan a mejorar la inmunidad del pez y que podemos incluir en nuestras recetas, están los denominados, prebióticos y los probióticos.
Tanto unos como otros, son productos provenientes de levaduras y bacterias beneficiosas que han sido probados con éxito en muchas especies animales con el objetivo de mejorar las barreras físicas en el intestino y el sistema inmune, ayudando a promover un mejor crecimiento en el animal.
En Europa la incorporación de probióticos está limitado al uso por una sola especie bacteriana. A pesar de ello, “es una herramienta viable que reduce o elimina la incidencia de microorganismos patógenos, y constituye, como decía, una alternativa a los agentes quimioterapéuticos en la prevención de enfermedades infectocontagiosas”.
Por otra parte, también nos ofrecen beneficios a nivel nutricional, aportando enzimas, vitaminas y micronutrientes, contribuyendo así a reducir la mortalidad y a mantener la homeostasis del individuo.
Los prebióticos, por su parte, como señalan desde Dibaq, también tienen el potencial de incrementar además de la eficiencia, la sostenibilidad de la producción acuícola. Actúan como nutrientes de la microbiota intestinal. Hoy en día hay diferentes productos utilizados con efecto prebiótico, algunos de los más probados en acuicultura son los manano-oligosacáridos (MOS), moléculas de carbohidratos complejos provenientes de la pared de la levadura Saccharomyces cerevisiae, que impiden la adhesión de patógenos bacterianos, lo cual dificulta la colonización y el proceso infectivo de los patógenos.
En Dibaq Aquaculture, consideramos que, al igual que está ocurriendo con otros alimentos, los acuícolas serán cada vez más específicos, sostenibles, apetecibles, digeribles y nutritivos.
Por otra parte, los fabricantes de alimento tienen que adaptar los piensos a las nuevas tecnologías de producción. En el caso de los Sistemas de Recirculación en Acuicultura (RAS, por sus siglas en inglés), cuya tecnología requiere de un alimento con características particulares en cuanto a composición “pues no todos los alimentos son compatibles con este sistema de producción”, permitirán mejorar el rendimiento de las especies y reducir el desperdicio de alimentos.
Tal y como venimos haciendo en Dibaq Aquaculture en los últimos años, la nutrición de los alimentos acuícolas debe seguir mirando más allá de las materias primas tradicionales, buscando la complementariedad con ellas a través de estrategias tecnológicas y nutricionales.
Sabemos que las especies acuícolas tienen necesidades en nutrientes, no en ingredientes y aunque ya hay mucho camino recorrido, debemos seguir innovando en esta dirección.