
Italia está sufriendo uno de los peores episodios de sequía de su historia, y esto repercute en el recambio hídrico y el aumento de la salinidad en la costa. Hasta el punto, como denuncia la Asociación Nacional de la Pesca y la Acuicultura, Coldiretti Impresapesca, de estar asfixiando las almejas y mejillones del Delta del Po, con la pérdida del 20% de las explotaciones marisqueras que alcanzan en valor los 3 millones de euros.
Coldiretti Impresapesca pide una intervención que mejore el intercambio de agua para reducir la salinidad del agua que en algunos puntos ha pasado del 30 ppm a 70 ppm por la ola de calor y sequía que atraviesa el país.
No se trata de un episodio aislado, es estructural. Según señalan desde Coldirettti, los últimos años han sido el periodo más caluroso de los últimos dos siglos.
Según explica Coldiretti en la RAI, el aumento de las temperaturas sin posibilidad de recambios de agua está provocando la expansión incontrolada de las llamadas ‘aguas blancas’, zonas del delta donde la descomposición de las algas y la materia orgánica consumen el oxígeno y mata a las almejas y mejillones”.
La falta de lluvias, unida a una pésima gestión de las lagunas está poniendo un sector que produce, cada año, 93 000 toneladas de mariscos, incluidos mejillones y almejas.
Desde Coldiretti denuncian que esta situación climática, en la que se han reducido prácticamente a la mitad las lluvias, corre el riesgo ed que se tengan que importar más marisco que ya representan un tercio de lo que se consume en Italia y que se “ha disparado a más del 50% en los tres primeros meses del año”.
Por si la situación de la sequía no fuera suficiente para laguna, se ha observado la mayor presencia de gasterópodos devoradores de almejas. Estos depredadores como explican desde Coldiretti, utilizan la rádula, una especie de lengua dentada retráctil que hacen agujeros en la concha del bivalvo y las matan inyectándole sus jugos gástricos.
Tal es la situación que están solicitando un “estado de emergencia” si la situación climática no cambia, lo que por el momento parece que no va a ocurrir.
Por si esto fuera poco, concluyen desde Coldirettti a toda esta calamitosa situación de emergencia hídrica se suma la representada por combustibles caros con el precio promedio del diésel para la pesca prácticamente del doble respecto al año pasado, lo que ha puesto a los pequeños productores al borde de la quiebra.