Cada vez sale más caro producir los alimentos, mucho más en los azules que dependen, o bien de los piensos, como el caso de la piscicultura, o bien de la energía, como los moluscos bivalvos que deben ser depurados.
Aunque el peor parado de esta escalada son los peces, y mucho más aquellos producidos en instalaciones bajo techo, la situación las depuradoras de moluscos no es mejor.
Lo mismo para aquellos que deben ser refrigerados o congelados. Sube también el precio de los envases y las redes. Así como el transporte que, aunque contenido por la bonificación de los carburantes, están un 20% más caros que hace un año.
Para poder sostener la situación se deberán subir los precios de los productos íticos, y con ello, se espera en otoño una caída del consumo sin precedentes. Esta contracción del consumo es más esperada en los frescos.
Para aliviar la situación de los consumidores, desde el sector pesquero y acuícola, así como desde las pescaderías, se viene reclamando, ahora más que nunca, una bajada del IVA o, incluso si fuera posible, una exención.
Tampoco estaría de más que la Ley de Cadena Alimentaria funcione correctamente y haya equilibrio dentro de esta y los productores reciban lo que es justo.