Aunque damos por hecho que el cultivo de algas kelp tiene beneficios para la biodiversidad y aportan servicios ecosistémicos similares a los de los bosques de estas algas, lo cierto es que no existen estudios científicos que discutan estas afirmaciones, o que lo demuestren.
A pesar de que parece claro que estos sistemas aumentan la diversidad y cantidad de especies en el entorno, no es menos cierto que este hábitat que se genera es temporal ya que el objetivo final es el de la cosecha.
Por eso, como señalan al respecto investigadores de la Universidad de Tasmania en Journal of Applied Phycology, se debe tener cuidado al tratar a las granjas de algas kelp como equivalentes a los bosques.
En este sentido recuerdan que los pocos estudios que hay abordan transversalmente este aspecto y muchos son revisiones que solo evaluaban el concepto de “biodiversidad” de manera periférica. Igualmente, añaden, también hay una “falta general de investigación experimental sobre este tema”.
No obstante, y en base a la evidencia científica, los autores consideran que las granjas de algas pueden crear “nuevos hábitat” a través de la provisión de una estructura y cambios en el ciclo de nutrientes que puede conducir a una mayor abundancia y diversidad de especies, principalmente de organismos incrustantes.
Es decir, las granjas de algas no son equivalentes a los bosques de algas. No obstante, hay que reconocerles los valiosos servicios que ofrecen y apoyar las prácticas de restauración y conservación de los bosques para mejorar la biodiversidad.
Como recuerdan los investigadores, existe una gran necesidad de contar con más trabajos experimentales que analicen el aspecto de la biodiversidad de las granjas de kelp. De lo contrario, añaden, se corre el riesgo de contar con datos demasiados simplificados, repetitivos y basados en unas pocas fuentes clave.
También se necesitan métodos estandarizados para cuantificar la biodiversidad de las granjas de algas en relación con los sistemas de referencia apropiados.