La Conferencia de las Naciones Unidas sobre los Océanos 2022, que se celebra esta semana en Lisboa, ha puesto el foco en el precio que pagan los océanos por el cambio climático, la pérdida de la biodiversidad y la contaminación. El impacto, señalan, se ve reflejado en la seguridad alimentaria, el crecimiento económico y el medio ambiente.
En el encuentro participan más de 20 Jefes de Estado y de Gobierno junto con miles de jóvenes, líderes empresariales, científicos y representantes de la sociedad civil, quienes presentarán soluciones frescas, audaces e innovadoras para iniciar un cambio transformador para abordar eficazmente “los desafíos a los que se enfrenta el océano”.
El Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres destacó durante la inauguración la necesidad de “cambiar de rumbo” para tener un océano saludable y productivo para nuestro futuro común.
Este año la conferencia se centra en destacar la necesidad de ampliar la acción oceánica basada en la ciencia y la innovación para la implementación del Objetivo 14: vida submarina.
En 2021, según el informe sobre el estado del clima, se alcanzaron concentraciones récord de calor, acidificación de los océanos y gases de efecto invernadero. La contaminación marina está aumentando también a un ritmo alarmante. De seguir así, más de la mitad de las especies marinas del mundo pueden estar casi extinguidas en 2100.
Ante este panorama Guterres quiso ser optimista al anunciar que también hay buenas noticias con una ley legalmente vinculante que sirve como instrumento para la conservación y la utilización sostenible de la biodiversidad marina de áreas fuera de jurisdicción nacional; un nuevo tratado que se está negociando para abordar la crisis mundial de los plásticos que asfixia nuestros océanos; y hace una semana, el acuerdo de la Organización Mundial del Comercio para poner fin a los subsidios pesqueros perjudiciales.
Guterres invito a todos a adherirse al objetivo de "cartografiar el 80% de los fondos marinos para 2030" y animo al sector privado “a unirse a asociaciones que apoyen la investigación oceánica y la gestión sostenible”. Pido a los gobiernos que eleven su nivel de ambición para restaurar la salud del océano. Nuestra incapacidad para cuidar el océano tendrá efectos en toda la Agenda 2030, señaló.
El presidente de Portugal, Marcelo Rebelo de Sousa durante su intervención destacó el papel de los océanos en el equilibrio del poder geopolítico. Más de 3 500 millones de personas en el mundo, destacó, “dependen de los océanos para su seguridad alimentaria”, mientras que aproximadamente 120 millones de personas trabajan directamente en la pesca y actividades relacionadas con la acuicultura.
La Conferencia cuenta con sesiones plenarias, ocho diálogos interactivos, eventos especiales y más de 250 actividades paralelas.
El borrador final de la Declaración Política, que se adoptará en el plenario de clausura, establece acciones específicas e innovadoras basadas en la ciencia, teniendo en cuenta los desafíos de capacidad de los países en desarrollo, en particular los pequeños Estados insulares en desarrollo y los países menos adelantados.