OPINIÓN

Los episodios de sequía, una razón más para apostar por la acuicultura

La piscicultura permite producir con un consumo bajo de agua proteína de pescado de alta calidad nutricional. Ante los episodios de sequía se debe tener en cuenta esta contribución para hacer más sostenible la producción de alimentos

Barco de papel en tierra seca

Los episodios de sequía serán más comunes y más acentuados como efecto del cambio climático siendo sus consecuencias más graves en los países del Mediterráneo. Es momento de empezar a reaccionar ya que la realidad es irrefutable: nos estamos quedando sin agua. A principios de agosto del pasado año, la reserva hidrológica española estaba al 47%, ahora, un año después, es del 39,9%, un 10% menos.

Estos episodios de sequía afectarán la disponibilidad de alimentos agrícolas y ganaderos ya que hacen un consumo intensivo de agua respecto a los alimentos azules.

Leandro del Moral, catedrático de geografía humana en la Universidad de Sevilla y experto en la gestión del agua considera que los episodios de sequía en el campo se acentuarán por problemas estructurales donde se consume “una proporción de agua muy elevada sobre los recursos disponibles” ya que el modelo está construido sobre la agricultura de regadío.

El problema de la sequía no es exclusivo de España, toda Europa está impactada. La Comisión Europea en su informe ‘Sequía en Europa-julio de 2022’ califica la situación de sequía como “grave” en el 46% del territorio de la UE, y considera como “preocupante” el 11% del territorio. Este porcentaje se irá ampliando en los próximos años y serán más recurrentes.

Habrá menos alimentos no solo por la falta de agua. El fenómeno de sequía provoca estrés en los cultivos y se traduce en “bajo rendimiento”, especialmente de forraje y cereales.

El problema no solo afecta a la agricultura, también lo padece la ganadería terrestre donde también se hace un consumo intensivo de agua. Por ejemplo, el forraje de invierno se guarda para su consumo en verano. Si como consecuencias de la sequía no se produce, tampoco se puede alimentar a los animales y hay que recurrir a los cereales.

La acuicultura en este contexto de crisis climática y medioambiental se muestra nuevamente como una alternativa para producir alimentos con baja huella hídrica. En términos comparativos, la producción de peces como el salmón necesitan 2 000 litros por cada kilogramo de carne frente a la cría de pollos que necesita 4 300 litros, la de cerdos que consume 6 000 litros, o la de vacuno que consume 15 400 litros.

Ni siquiera se puede considerar que la acuicultura continental consuma agua, ya que esta actividad solo la usa.

Cambiar los modelos de producción de alimentos, por tanto, no solo beneficiará en el ahorro del consumo de agua, también permitirá reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.

Ante esta situación hay que preguntarse: ¿Están teniendo en cuenta los reguladores y tomadores de decisiones políticas la acuicultura como modelo sostenible y de bajo impacto hídrico? De momento, no parece que esté en la agenda, ni que aparezca como solución en ningún informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático.

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