Para que un nuevo ingrediente sea tomado en cuenta en alimentación de peces, éste debe cumplir una serie de requisitos mínimos; entre otros, contar con una buena composición de nutrientes y una buena utilización de éstos, buena palatabilidad, alta digestibilidad, y conferir un buen estado inmunológico.
Además, y ya por cuestiones de sostenibilidad, un nuevo ingrediente debe proceder de una fuente con huella de carbono baja; no competir en el uso de tierra de labor ni consumir mucha agua en su obtención; por último, no debe ser competitivo con el consumo humano directo.
Dentro del grupo de ingredientes que no compiten con la alimentación humana directa están las bacterias metanotróficas, las microalgas y los insectos. Todos ellos ingredientes con potencial en la nutrición acuícola con sus similitudes y diferencias.
Por eso, fabricantes de alimentos y academia trabajan de manera coordinada para dar respuesta al potencial de éstos en la nutrición piscícola.
En el caso de los insectos, uno de los grupos de investigación que está avanzando más en este campo es el de Crecimiento, Nutrición y Calidad del Pescado (LANUCE) del CIIMAR de la Universidad de Oporto.
Recientemente, este grupo ha publicado en la revista Aquaculture un trabajo en el que se analiza el comportamiento de la ingesta de la lubina europea (Dicentrarchus labrax) cuando fue alimentada con piensos con harina desgrasada de larva de gusano amarillo (Tenebrio molitor).
Como señala al respecto Ana Basto, doctorando en Nutrición Animal del CIIMAR y co-autora de este estudio, se ha analizado la sustitución total y parcial de pescado por harina de insecto, a corto y medio plazo. La harina de este insecto tiene buena digestibilidad y un perfil de ácidos grasos “aceptable” en comparación con otras especies de insectos autorizados en Europa para alimentación animal.
Sin embargo, advierte Ana Basto, por muy atractivo que sea un ingrediente desde el punto de vista nutricional, “si no tiene una alta palatabilidad, o si el animal no puede utilizar los nutrientes de forma eficaz difícilmente podrá ser utilizado”.
Por eso, en este estudio y otros previos hemos analizado el impacto de un nuevo ingrediente en la regulación del apetito por su “gran relevancia cuando se estudian nuevas fuentes de proteínas o lípidos para su incorporación en las dietas”. El impacto en la regulación del apetito debe ser siempre uno de los primeros pasos a la hora de estudiar un nuevo ingrediente in vivo, “ya que nos permitirá saber si su uso es factible y nos ayudará a descubrir los niveles máximos de inclusión viables”.
En nuestro Laboratorio, añade, estudiamos algunas especies de insectos como fuente proteica en dietas para peces marinos como la lubina europea. Nuestros hallazgos revelan que la sustitución de harina de larva del insecto de gusano amarillo “es posible”.
El apetito de los peces, recueda, se regula a corto, medio y largo plazo. Es decir, una dieta puede tener un efecto sobre la ingesta justo después de la primera alimentación, tras unos días o, incluso, después de meses de alimentación. Por eso, al estudiar el efecto de una nueva formulación para acuicultura, es importante tener en cuenta todos los tiempos de respuesta. Además, añade, el apetito de los peces se puede estudiar desde un punto de vista homeostático, que se relaciona con las necesidades metabólicas del animal, o desde el punto de vista hedónico, relacionado con la sensación de placer o recompensa. Como sucede en otros vertebrados, en ambos casos las respuestas son integradas en ciertas áreas del cerebro de los peces.
Nosotros nos centramos en la homeostasis, la cual gestiona desde el hipotálamo de los peces, así como en el telencéfalo. Es la primera vez, aclara que este tipo de estudio se realiza con lubina alimentada con harina de insectos.
Entre las conclusiones derivadas del estudio podemos destacar que tanto la sustitución parcial como total de harina de pescado es posible sin que se vea alterada la ingesta de alimento en la lubina.
Más específicamente, añade, la abundancia de ARNm de neuropéptidos implicados en la regulación homeostática del apetito no se vio afectada, tanto en el hipotálamo como en el telencéfalo.
Lo más relevante fue observar la expresión de genes en el hipotálamo relacionados con la respuesta orexigénica, estimulante del apetito, o anorexigénica, inhibidoras del apetito, cuando la sustitución de harina de insecto por la de pescado fue completa. Nuestras observaciones indican que no hubo ni estimulación, ni inhibición, por lo que puede considerarse un resultado “satisfactorio”.
A largo plazo, añade, deben realizarse estudios que diluciden qué puede pasar ya que se observó cambios en los metabolitos hepáticos y plasmáticos que pueden tener “efectos perjudiciales sobre el crecimiento o el estado de salud de los peces”.
La importancia de partir con un buen diseño experimental
Ana Basto recuerda que para obtener “conclusiones viables” el diseño experimental “es muy importante”. En algunos casos, aclara, se estudia toda la larva del pez, o el cerebro completo. En nuestro estudio nos centramos en el hipotálamo y el telencéfalo, donde se regula, entre otras funciones, la ingesta de alimentos homeostática, lo que da resultados más precisos a lo que se busca.
Para ello, basado en los requerimientos nutricionales de la lubina europea, se elaboraron tres dietas isoproteicas, isolípidicas e isoenergéticas. Para el control se usó una dieta con 40% de harina de pescado, mientras que las dietas experimentales se formularon con 20% y 40% de harina desgrasada de larva de insecto que respectivamente sustituyeron el 50% y 100% de la harina de pescado.
Un total de 24 peces de 70 gramos se distribuyeron en tanques experimentales de 160 litros. Se realizaron ensayos a corto plazo con un intervalo de alimentación de 2 horas y 24 horas; y otro a medio plazo con una duración de seis días.
Nuestros estudios han revelado que la sustitución de hasta un 80% de la harina de pescado por harina de larvas insectos desgrasadas es posible sin acarrear impactos negativos en el uso de nutrientes, crecimiento y calidad nutricional del filete de lubina para consumo humano.
Sin embargo, cuando se utilizó como única fuente proteica, se observaron algunas alteraciones en la expresión de genes relacionados con el metabolismo de los lípidos.
Por ello, en este momento estamos intentando entender cómo este ingrediente, cuando se utiliza en sustitución total de la harina de pescado en lubinas de tamaño comercial (250-300g), afecta a su metabolismo, no sólo a nivel lipídico, sino teniendo en cuenta todos los macronutrientes. Del mismo modo, uno de nuestros principales objetivos es profundizar sobre el impacto de este ingrediente en la calidad nutricional y organoléptica del producto final, así como en la aceptación por parte del consumidor.