Los productores de salmón y langostinos deben prepararse para una segunda mitad del año con la demanda más débil y con precios altos de piensos, fletes y energía. Al menos este es el análisis que realiza Rabobank en su última publicación de julio.
A juicio del equipo de analistas, la demanda será más débil que en la segunda mitad de 2021 y el primer semestre de este año. Según esto, añaden, “es probable que las ganancias de los productores de salmón y langostino disminuyan desde los máximos recientes”. En contraste, “los precios de la harina de pescado es probable que se vea respaldado “por los altos precios de las materias primas alternativas”.
Esta corrección de precios se producirá por la “dinámica recesiva” que ya ha comenzado en la Unión Europea y en Estados Unidos. La demanda de productos del mar en el sector servicios se enfriará también en estas regiones, “lo que significa otro regreso al comercio minorista”. China en este contexto es “el factor más impredecible en la segunda mitad de 2022”.
Potencialmente, indican, existe una ventaja considerable tanto para el langostino como para el salmón, especialmente en el cuarto trimestre de 2022, “siempre que no se reintroduzcan los bloqueos y las restricciones a la importación relacionados con el COVID”.
En su análisis Rabobank considera que la oferta de salmón mejorará en la segunda mitad, compensando la contracción de la oferta en la primera mitad, aunque el crecimiento de este año sigue siendo el más bajo desde 2016. Se espera que la oferta de langostinos crezca en la segunda mitad de 2022, aunque a un ritmo decreciente a medida que la rentabilidad de los productores se acerca al punto de equilibrio.
A pesar de una alta cuota de primera temporada, la producción de harina de pescado de Perú no superará la de 2021. “Es poco probable que la buena producción en otras partes del mundo compense la pérdida”, concluyen.