ENTREVISTA

Patrick Wood sobre los sistemas RAS hiperintensivos de langostinos. "Simplemente hay que implementar el adecuado para el vannamei"

Langostinos en la mesa

Langostinos tropicales de producción local, sin uso de antibióticos, en fresco. Este es el reclamo con el que decenas de instalaciones se han ido implementando en Europa. El objetivo, conquistar los paladares de los consumidores europeos gourmet con un producto que, a día de hoy, se importa masivamente de Centroamérica y Sudamérica.

Esta ‘fiebre’ por el langostino local viene apoyada por la tecnología de recirculación en acuicultura (RAS, por sus siglas en inglés), que se perfila como uno de los modelos de producción en acuicultura con mayor proyección para los próximos años.

Los europeos son grandes consumidores de langostinos tropicales, y mucho más los españoles. Rara es la celebración o el ágape ibérico que no cuente en la mesa con nuestro jamón serrano y los langostinos. Se estima que la Unión Europea importa 800 000 toneladas de langostinos, de los que 170 000 toneladas se consumen en España.

Los más afortunados, con un bolsillo más holgado, se permiten la delicatesse de nuestras costas. El resto, o mejor dicho, la mayoría, los importados.

Ante esta oportunidad de mercado, y teniendo en cuenta que ya la tecnología lo permite, al menos en la teoría, un gran número de emprendedores se ha lanzado a poner en marcha instalaciones hiperintensivas. De momento son instalaciones con pequeña capacidad productora bajo el reclamo de fresco, natural y local.

La plataforma Euroshirmp, una organización impulsada desde Alemania, y en la que participan expertos y emprendedores de toda Europa, estima que después de una década en la que aparecieran las primeras granjas, la producción no se acerca todavía a las 500 toneladas. Un dato totalmente desalentador.

Siguiendo con los datos de Euroshrimp, actualmente hay en activo, al menos, 24 granjas que producen langostinos en 13 países. El langostino vannamei (Litopenaeus vannamei) es, de lejos, la especie más producida. Le sigue el langostino azul (Litopenaeus stylirostris) y el camarón Kumura (Marsupenaeus japonicus).

Patrick Wood

¿Qué hace que una década después la producción no despegue y esté prácticamente estancada?

Las dificultades para hacer una especie tropical en climas fríos, o el precio del producto que no baja de los 50 euros el kilo, frente al importado está a 4 y 5 euros, son motivo suficiente para que esta industria no despegue.

Patrick Wood, experto en la acuicultura y el comercio de langostinos a escala global recuerda en entrevista realizada por misPeces el reto que representa cultivar langostinos tropicales en Europa. Además, el langostino vannamei, señala, es un producto básico, con una baja diferenciación en los mercados, donde “la carrera hacia los precios mínimos es la norma”. Algo con lo que Europa no puede competir. Por lo tanto, señala el experto, “tiene que convertirse en un nicho de mercado que solo ofrece como ventajas “producción local, sin antibióticos, y sin congelar”.

A esto se añaden otros problemas asociados a la expansión del sector, como la falta de criaderos de larvas de langostinos, ni piensos aprobados en Europa. Además, en la mayoría de los casos, las instalaciones cuentan con tecnología de cultivo intensivo inmadura y “no probada”. Las importaciones son más baratas y la tecnología de congelación “que ha mejorado tanto que es difícil ver la diferencia de calidad en el mercado”.

Para que esta industria tenga una oportunidad en Europa, señala el experto, se deben dar una serie de condiciones. Entre otras, que se dejen de importar langostinos que no cumplan con los mínimos requisitos que establece la Unión Europea para la producción local. Es decir, establecer las mismas “reglas de juego”. Habría, señala Wood, que “gravar las importaciones y dirigir los derechos de importación hacia el apoyo de la acuicultura local de la Unión Europea”.

La tecnología también deberá definirse. Triunfará la que sea capaz de intensificar la producción y la eficiencia de las granjas al menor coste. En definitiva, “la más barata”. El manejo bacteriano es importante, pero en agua clara, para intensificar el cultivo del langostino vannamei. La genética y los piensos, son también aspectos importantes en los que trabajar.

Definitivamente, destaca, “hay que olvidarse del biofloc en tanques bajo techo”. Tampoco se deben usar sistemas RAS diseñados para peces. Los peces viven en la columna de agua, mientras que los langostinos son bentónicos.

A los emprendedores que quieren adentrarse en este negocio les diría que se aseguren de “tener una producción continua y un mercado cautivo”. “Desarrollar capacidades y soluciones locales. Sin grandes complicaciones. Se ha demostrado que el RAS funciona: simplemente implemente el cultivo adecuado para vannamei”, concluye.

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